El proyecto de la cabina de radio en el colegio parecía una idea loca...
Así, entre locura y locura sucedieron poco a poco las voces caramelo. Los pequeños se crecieron y decidieron compartir al mundo su forma de verlo y entenderlo.
Algo saben los niños que los adultos hemos olvidado, escuchar la señal nos devuelve sentido y cobijo.
¿ya los escuchaste?
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